miércoles, 24 de noviembre de 2010

Capitulo 3. Descontrol.

-¡Oliver!-lo saludó Sara.
-Hey-la besó en la mejilla y le dedicó una de sus encantadoras sonrisas.
-¿Que tal te han ido las vacaciones?
-Muy bien Sara. Joel, Natalia, Teffy y yo hemos ido a un campamento. Ha sido alucinante.
A Sara se le esfumó la sonrisa de la cara. No era seguidora de Natalia y sus perros. Aunque Oliver le gustaba, odiaba el grupo de gente con el que se relacionaba Sonrió finjidamente y lo examinó de arriba a abajo. Él era alto y de complexión delgada. Su cuerpo tenía un musculado torso que se le marcaba en sus apretadas camisetas. Usaba pantalones de colores vivos: rojos, azules, amarillos, naranjas... Llevaba un corte de pelo ni largo ni corto, con un flequillo de lado que resaltaba sus facciones. Realmente era uno de los chicos más guapos que había visto en su vida.
-Oh...¿Has ido con ellos? Creía que te ibas a Roma, yo...
-Iba a ir a Roma, pero no pude. Aunque si te soy sincero hay algo en lo que pensé este verano.
-¿En qué?-preguntó con curiosidad.
-La vida hay que vivirla al límite. Ya sabes, noches de desenfreno...
-¡Mañanas de ibuprofeno!-dijo divertida.
Los dos se rieron juntos. Había mucha química entre ellos. Siempre habian sido muy buenos colegas y Oliver había sentido muchas cosas hacia ella pero nunca se habia atrevido a intentar algo, por miedo al que diran. Él no era chulo ni arrogante, pero le gustaba mantener sus apariencias. Era uno de los mejores amigos de Lucía, la admiraba por su ternura y su capacidad de comprensión pero nunca había sido capaz de gritarlo. Ella lo sabia, y no lo odiaba por ello. Su amistad era algo más que un simple trapo de esos que te cansas de utilizar y acabas tirando.
-¿Vamos a clase y me cuentas tu verano?-pregunto Sara.
-Voy a hacer peyas. ¿Vienes?
-¿Haciendo peyas el primer dia de clase?-rió.
-Biología es un asco, ya sabes...
-Por mi bien. Ya sabes que la Rudolf no me cae bien.
Oliver le guiñó un ojo y la invitó a caminar con él. Se sentaron en el césped del instituto y hablaron de diversos temas. La operación de tetas de Britney Spears, los incleibles músculos de Yon González, y como no, de música.
-¿Quieres uno?-le preguntó.
-¿Un porro a las nueve de la mañana?
-Si-asintió él.
-Venga, dame uno.
Encendieron sus porros y empezaron a fumar. Acabaron fumando seis cada uno. Estaban totalmente colocados. Habían bebido diversas cervezas y sus hormonas empezaban a reaccionar. Oliver se puso encima de Sara. 
-Oliver-rió ella.
Empezó a meter su mano debajo de la falda de Sara. Acariciaba suavemente sus piernas mientras ella tiraba de él mientras lo besaba. Sus labios se compenetraban con facilidad. Él seguia metiendole mano, le gustaba sentir las reacciones de Sara. Le quitó la camiseta y apretó sus tetas con fuerza.
-Me haces cosquillas-comentó divertida, lo besó.
Oliver no hablaba, estaba demasiado ocupado. Besaba cada parte de Sara con ganas. Eran besos delicados pero también muy intensos.
-¿Les traigo una manta por si cogen frio?
Oliver y Sara se detuvieron al reconocer la voz de la directora. Se quitó de encima suya y apartó la mirada.
-No hace falta, así estamos bien-comentó Sara.
-Ya veo. ¿Se escapan de la primera clase para fornicar en el césped? Muy listos no soys, ¿verdad?
-Oiga, si quiere echamos un trío, pero dejenos disfrutar. Estamos en la flor de la vida-vaciló Oliver.
-¿Con que te crees muy gracioso? Acompañame. Creo que tengo algo que le va a gustar.
-¿Sabe que esto es acoso?-bromeó él.
La directora giró sobre si misma haciendo una seña con la mano. Oliver la siguió. Giró la cara y le guiñó un ojo a Sara. Luego entró detrás de la directora y desapareció entre el umbral de la puerta. Sara seguía sentada en el cesped. La habían dejado a medias y estaba tremendamente acalorada. La pasión corria por sus venas. Agarraría a Oliver cuando menos lo esperase y terminarían lo que habían empezado. Estaba Segura.

*

Pablo caminaba lentamente por los pasillos. Miraba un mapa del instituto como si estuviese desorientado. Veía un mundo extraño delante de sus gafas. No podia soportar otro año más de instituto. Otro año más siendo el friki de turno, el objeto de todas las burlas, no iba a aguantarlo. Miró a sus lados buscando una cara familiar. Al fondo del pasillo divisó a Lucía, estaba llorando. No soportaba verla llorar, era su mayor debilidad. La amaba con todo su corazón desde que eran unos críos. Él no era el típico cachas musculado. Su pelo era corto y color avellana. Sus ojos azules se escondían detrás de unas gafas de científico. No usaba buena ropa y no se preocupaba por su imagen. Aunque...si le cambias el estilo y le quitas las gafas, no estaba nada mal. Se acercó a ella y la saludó.
-Lucía, ¿estas bien?
-No-susurró bajito.
Pablo la abrazó y le revolvió el pelo, como a ella le gustaba. Lucía sonrio.
-Gracias por ser tan bueno conmigo. No sé que haría sin ti.
Pablo no habló. Se limitó a consolarla como haría cualquier amigo en su lugar. Lucía lloraba desconsolada. Nadie sería capaz de borrar el dolor que habían causado en ella las palabras de Joel. No acaba de comprender como alguien podía ser tan simpático y tan imbécil a la vez. Al fín se secó las lágrimas.
-¿Estas mejor ya?
-Si, muchas gracias. Por cierto... ¿y Sara?
-Aún no la he visto, vamos a buscarla si quieres-dijo amablemente.
-Claro.
Lucía y Pablo caminaban hablando alegremente. Era una chica muy charradera. En cuanto le dabas conversación era capaz de contarte toda su vida. Pablo se sentía feliz con la naturalidad y la sencillez de esa amiga tan especial. Lucía saltaba felizmente y hablaba sin importarle quien la escuchase, chocó con alguien.
-¡Sara!-la abrazó.
-¿Debo saber algo?-abrazó a su amiga y sonrio.
-Hola, cariño-dijo Pablo cogiendole la mano.
-Pabluchi-lo besó Sara.
-¡Eso!, vosotros dadme envidia...
Sara los abrazó a los dos felizmente. Aún estaba un poco mareada a causa del alchol y los porros que había tomado una hora antes. Estaba ya mas relajada y habian vuelto a la normalidad todas sus hormonas. Mientras los abrazaba vio pasar a Oliver, el que le dedicó una agradable sonrisa. Sara quedó helada. Sin darse ni cuenta se habia sucumbido a sus encantos y habia traicionado a Pablo. Se sentía la peor persona del mundo, porque debía reconocer que no se arrepentía de su arrebato de pasión con Oliver. Es más, repetiria si fuera posible. Lucía se separó y sonrió.
-¿Vamos a clase? ¡Toca Matemáticas!
-¡Que asco!-protestó Sara.
-Por mi bien-asintió Pablo.
Los tres se dirigieron a clase. En sus pupitres estaban sentados Joel, Javi, Oliver y como era de esperar Natalia. Lucía se dispuso a pasar a su pupitre, el cual, estaba situado detrás del de Sara y al lado del de Joel. Natalia le puso la zancadilla probocandole una caida. Todos rieron, excepto Sara y Pablo.
-Mira por donde vas...¿Aun necesitas un aumento en las gafas?
-¿Pero como eres tan puta?-la encaró Sara.
Oliver la miraba. Sara se acercó a Natalia y la cogió del brazo.
-¡Sueltame!-protestó intentando evadirse.
-Eres la peor persona que he conocido, eres repugnante.
Sara la tiró al suelo. En ese momento entró a clase la profesora Batriz. 
-¡A dirección Sara!
-He sido yo-dijo Oliver-Sara solo intentaba ayudarla a levantarse.
-¡Mentira!-protestó Natalia.
Mario los miraba a los tres. Estaba furioso. No daba credito a lo que estaba viendo. Ya el primer dia y ya estaban liandola.
-Sara, Oliver ¡Al despacho de la directora!


*

Mateo caminaba despacio. No tenía prisa en llegar el primero a clase ya que no conocía a nadie. Hoy era su primer día en ese instituto y se sentía excluido. Como si no perteneciese a ese mundo. Sus padres eran profesores, impartirían clases en ese mismo centro a partir de hoy y él sería el objeto de todas las burlas, como siempre. Nadie lograría hacerse una idea de lo molesto que és tener a tus padres como profesores. Sus miradas de cariño y seguridad hacían que los demás lo vieran como un favorito y creciera la rivalidad. Se plantó delante de la puerta del aula y suspiró antes de entrar. 
-Dios mio, tu que eres tan poderoso. Haz que mis padres no me den clases. Amén-pensó.
Abrió la puerta y caminó a través de la clase esquivando las mochilas y las piernas de todos sus compañeros. Cada paso que daba lo acercaba más a su peor pesadilla. Al fín encontró el pupitre con su nombre. Se situaba en la quinta fila, la última, en el lado de la ventana. A su lado se sentaba un tal Joel. Buscó su spray en la mochila y roció su boca.
-¿Anti-Aliento?-preguntó.
-No...No es eso.. No es lo que piensas-se excusó.
-No disimules, no me molesta. Por cierto, soy Susana.
Ella le tendió la mano. Mateo se quedó observando sus hipnotizantes y profundos ojos negros.
-¿Sigues en este mundo?-preguntó meneando la mano.
-Ah, si...
-¿Te quedaste en Marte?-rió.
-Tienes unos ojos muy bonitos-comentó bajito.
Ella solo rió y se tapó la boca con la mano. Mateo la miraba con interés. Susana era bajita. Vestía unos jeans desgastados y un top de lentejuelas. Sus pies estaban cubiertos por unas convers negras y sus manos estaban adornadas por dos muñequeras y una gran multitud de anillos y pulseras. Llevaba el pelo recojido en una larga coleta de color rojizo y tenía una expresión dulce y tentadora. Él, sin embargo, vestía un chandal azul y blanco que resaltaba su pelo negro y sus ojos verdes. 
-¿Donde te sientas?-preguntó él.
Ella señaló dos pupitres a la derecha del suyo. Lo miró y dudó unos segundos lo que iba a decir.
-Me ha tocado con Júlia. He tenido suerte, es una chica muy tranquila y silenciosa. Con suerte no me dará la tabarra.-rió.
-Yo...-dudó-Me siento con Joel, ¿lo conoces?
-Sí. Es imposible no conocerlo-rodó los ojos-Es digamos que..."el chico popular".
-¿Es un creido? Espera, no me lo digas, ¡Un graciosillo!
Susana iba a hablar justamente cuando Mateo volvió a interrumpirla.
-No, no, no. Es...¡Machista!
-No...
-Entonces...-la interrumpió de nuevo- Tiene que ser un abusador, ¡eso és!
-¡Que no!-chilló ella.
Todos la miraron y murmuraron con sus respectivos compañeros o amigos.
-Lo que trataba de decirte-susurró- es que es el novio de Natalia.
-¿Y?, haber no es que conozca a todo el mundo aquí, solo a tí y bueno a un chico de tercero pero...No puede ser tan malo, osea, ¿me va a morder su novia?
Susana lo miró incrédula. Estaba claro que Mateo era nuevo en el instituto. Era imposible no conocer a la reina lagarta, más que imposible no saber que acababa con todo lo que encontraba a su paso, en este caso...Él.
-¿Eres nuevo?, Osea, se te nota a largas...
-Acabo de empezar aquí, soy Mateo.
-Susana, again.
-¿Susana Again?-preguntó-Nunca había oido ese apellido. Es bonito.
Susana rió escandalosamente a causa de las palabras que acababa de escuchar. Miró a Mateo y volvió a reirse sin poder controlarlo.
-No es gracioso, ¿vale? No sé que mosca te ha picado...
-Soy Susana. Again significa "Otra vez" en inglés. He dicho otra vez porque cuando te ví ya te dije mi nombre, pero mi apellido es Miles-comentó divertida.
-Llámame corto. Pero creí que eras americana o inglesa o algo...
-¿Pasa algo si lo fuera?
-Ellos no creen en mi dios, ¿o si?
-¿Tu dios?-preguntó entre muecas.
-Sí, Dios. Nuestro padre creador.
Susana se giró y soltó una carcajada. Continuó riendose varios minutos mientras Mateo la contemplaba atónito.
-No es gracioso-comentó él.
Ella volvió a girarse y no pudo evitar soltar otra risa.
-¿Eres evangelista?-preguntó riendo.
Él asintio serio. Ella lo mió y notó la ofensa en sus ojos.
-Oye lo siento, no esperaba encontrarme a un evangelista en esta clase...
-¿Tan raro és?-la interrumpió-No sé, ¿Soy raro? Alomejor la rara eres tú ¿o me lo parece?
-Intentaba decirte...
-No digas nada-la interrumpió por segunda vez- No hace falta que te rias de nuevo.
-¿Quieres parar?-preguntó enfadada-Me irritas con tu puñetera manía de interrumpirme. No tengo nada en contra tuya. Solo que esta clase no es precisamente "Creyente" La mayoría de nosotros, por no decir todos. Nos drogamos, fumamos, bebemos, follamos y hacemos todo lo prohibido y tú estás en medio de...
-¿Tu también?-preguntó-¿También eres pecadora?
-Sí, no sé...Nunca lo había pensado pero...supongo que sí.
-Creo que no tenemos nada de que hablar.
Susana lo miró histérica por sus palabras. No daba crédito a lo que acababa de escuchar.
-¿Como?
-Eres todo lo contrario a mi...No creo que tengamos nada de que hablar.
-Bien, pues que te aproveche chico nuevo. Creo que aquí no vas a tener amigos-dijo enfadada.
Mateo la miró irse con tristeza. Sabía que ella había despertado interés en él pero aún asi eran muy distintos y nunca podrían tener algo parecido a lo normal. Era mejor echar el viento ahora....que recoger luego un huracán.

martes, 19 de octubre de 2010

Capítulo 2: Ilusiones rotas.

Júlia se apartó. Joel la miraba desconcertado, le dedicó una sonrisa y la intentó besar de nuevo. Ella se percató de lo que iba a hacer y le pegó un tortazo.
-¿Pero que haces?-exclamó con la mano en la mejilla.
-Eres un cerdo de mierda, oink, oink.
-Se te va la olla tia...
-¿Que te crees? No vas a besarme delante de todo el instituto e irte de rositas.
Joel miró a todos los lado. La gente los miraba y cuchicheaban. A él no le importaba, le había gustado besarla. Y aunque había acabado dolorido lo volvería ha hacer si fuera necesario.
-Solo quiero que me vean, se lo contarán a Natalia y me dejará-se excusó.
-¿Quieres que la pija hueca te deje?
-Si. Por eso te besé-mintio.
-Ya claro. Me habría creido antes que Hitler le pidió perdon a los judios.
Júlia se dispuso a seguir su camino y dejarlo solo con sus mentiras y sus excusas baratas. Él la detuvo cogiendola del brazo.
-Dime que no te ha gustado el beso.
-Ejem, puede que a tus amigas les flipe besar al capitán del equipo de fútbol, al más popular de esta mierda de instituto, al novio de la presidenta del club de arte dramático pero...a mi me das ¡Asco! ¿Lo captas?
Joel no creía ninguna de las palabras que acababa de escuchar. Por muy rara y oscura que fuera tenía que haber sentido algo. ¿Como era posible que no le gustase? Él era el mas popular, el más guapo y el mas adinerado. ¡No podia resistirse a sus encantos!
-Se lo que piensas-le susurró al oido.
-¿Y que pienso?-preguntó él.
Júlia se acercó a él y se puso de puntillas ya que, Joel era más alto que ella. Pasó su lengua por los labios de él y sonrió satisfacctoriamente.
-Crees que no es posible que no me gustes.
Joel se quedó totalmente bloqueado. ¿Como lo habia sabido? ¿Tanto se le notaba? No podia ser adivina, aunque de Júlia se lo esperaba todo y mas...
-¿Vas a contestar?
-No-articuló de mala manera.
-Entonces, adiós-se despidió.
-¡Espera Júlia!
No se giró, siguió su camino como si no hubiera lo hubiera oido. No iba a darle el gusto de que creyera que ella sentía algo por él. No iba a consentir otra pelea tonta con la tonta de turno (Natalia). Caminó hacia la cafetería y desapareció entre la multitud.

*

-¡Esto no es posible!
-Cálmate Naty, si sigues así de nerviosa te saldrán granos-comentó Naiara.
-¡No! No pronuncies esa palabra Nay. Jámas de lo jamases, mi precioso cutis estará limpio por siempre-sonrió.
-Chicas ¿entonces que hacemos?-preguntó Teffy.
-El vestido tiene que ser rosa, ¡Y de Gucci!-exclamó Natalia.
-Pero lo pidieron azul y...
-¡Stop friend! Las cosas aquí las digo yo. Tu solo te callas y obedeces.
-¡Natalia no soy tu perro!
-Entonces deja de ponerte esa ropa tan fea...
-¡Ya estoy harta! No haces más que preocuparte por tí. Solo sabes pensar en modelos, futbolistas y fiestas, sin mencionar que solo sabes comprar a lo tonto. No te aguanto más.
Estefanía salió enfurecida del salón de actos. No soportaba ni una orden más de Natalia. Ya había perdido cinco años de su valiosa vida en aguantar a esa víbora. Era la hora de que todo cambiase. Necesitaba encontrar novio. Alguien que la quisiera y que la apoyase en todo. Olvidó la pelea y siguió su camino sin hacer caso a las quejas de su ex-amiga.
-¿Y a esta que mosca la ha despeinado?
-No lo sé Naty...
-¡Natalia, Naiara! Venid, por favor.
Obedecieron la orden de la profesora Isabel. Caminaron hacia el lugar indicado y escucharon con atención.
-Estais haciendo un magnífico trabajo. Estoy muy orgullosa de ti Naty.
-Yo tambien...-protestó Naiara.
-Si, si ,si. Bueno, como te decía querida. No podía haber mejor diseñadora. Por eso te daré el papel principal.
-¿De verdad?-preguntó fingiendo entusiasmo.
Sabía de sobra que como todos los años le darian el papel a ella. Intento actuar bien delante de la profesora.
-Si. El papel de Anastasia es tuyo.
Se retiró y las dejó solas. Naiara no cabía en sí. ¿Como era posible que no hubiera valorado su esfuerzo? ¡Ella habia echo todo el trabajo!
-No es justo-protestó.
-¿Que no es justo?-dijo Natalia.
-Que te hayan dado el papel.
-Envidiosa. Ojalá se te rompa una uña.
Hizo una mueca de asco y la dejó sola. Natalia era una de esas personas que no atendian a razones. Salió del salón y le gritó desde la puerta.
-¡Rosa y de Gucci!
Naiara sabia a que se refería. Pero esta vez no iba a hacerle caso. Compraria el vestido más horrendo jamás visto.

*

Lucía miraba por la ventana. Su padre conducia el coche hablando de multitud de cosas a las que ella no le prestaba atención. Desde que su madre había muerto su padre se obsesionaba demasiado con las tareas del hogar. Quería hacerlo todo perfecto, como lo hacia su esposa. Trabajaba, liampiaba, cocinaba, lavaba y planchaba. No salía con sus amigos y se pasaba su poco tiempo libre viendo la televisión. Lucía lo ayudaba. A veces hacía ella la comida o limpiaba un poco la casa. Adoraba a su padre y lo admiraba por su valentía. Pero a la hora de hablar de política, trabajo o obigaciones, ella se desconectaba instantáneamente. Al fin llegaron.
-¡Que paseis buen dia hijos!
-Tenlo por seguro-respondió el hermano de Lucía.
-Claro papi. ¡Suerte en el trabajo!-sonrió-Te quiero.
Lucía era cariñosa, simpática y agradable, en cambio, su hermano era arrogante, presumido y competitivo. Eran totalmente incompatibles. Las peleas entre ellos era algo muy común en la casa de los Martínez. No acababa de comprender como su hermano podía ser tan antipático. Debía reconocer que era guapo, musculado y muy sexy pero eso no tenia nada que ver con que no pudiera ser buena persona. Ella era rubia. Ocultaba sus preciosos ojos esmeralda detrás de unas gafas negras y grandes, que le tapaban casi toda la cara. Usaba aparato y faldas hasta los tobillos. No solía ponerse camisetas modernas, preferia jerseys de lana y rebecas de punto. En el instituto era una friki más. ¿Pero a que le llaman friki? Según "los populares", friki era la persona que no pensaba en fiestas todo el día, que atendia y estudiaba en clase, que ofrecía su ayuda a los demás y que no vestía de forma llamativa. Los amigos de su hermano se reían de ella. La humillaban una y otra vez sin cansarse. Y por supuesto, su hermano no la defendia.
-Despierta.
-¿Que quieres?
-Vas a entrar tú primero. No quiero que crean que eres mi hermana.
-Soy tu hermana-dijo ella.
-¿Ah si?, Pues no me suenas. ¡Largo!
Lucía lo ignoró y entró al instituto. Caminaba lento mirando unos libros de Historia. Hoy tenía exámen y era muy importante que sacase buena nota. No podía defraudar a su padre. Iba demasiado concentrada en los libros y como era de esperar, acabó en el suelo.
-Lo siento, iba con prisa y...
Lucía levantó la cabeza y se encontró con él. El chico de sus sueños. Perfecto y atractivo. Estaba enamorada de él desde que tenía nueve años. Habían sido muy amigos durante la época del colegio pero luego él cambió radicalmente.
-No. La culpa la tengo yo-dijo ella.
-Lucía, ¿verdad?
-Si. ¿Te acuerdas de mí?
-Esos ojos son difíciles de olvidar-sonrió ampliamente.
Lucía no daba crédito a lo que acababa de escuchar. Él la recordaba, acababa de decirle que sus ojos eran bonitos. Todo un sueño hecho realidad. Demasiado perfecto para ser verdad.
-¡Joel!-gritó a lo lejos Javi.
Javi era el mejor amigo de Joel desde la guardería. Era moreno y alto. Sus ojos color miel eran lo más envidiado de todo el instituto. Era realmente guapo.
-¿Que haces con esta tío?
-Ella, que és una torpe y me ha tirado-se excusó riendose.
Lucía no se defendió. Se quedó en el suelo, con su libro abierto. Cerró la página del sueño que acababa de romperse. Joel se alejaba riendose. Se alejaba tan rápido como se esfumaban todas sus esperanzas.

sábado, 16 de octubre de 2010

Capítulo 1: No hay dos sin tres.

Javi se levantó con el cuerpo pegado a las sábanas. De su pelo caían gotas de sudor y cansancio. Palpó la sábana y encontró algo que no esperaba tener en su cama, su mano caminó lentamente por un cuerpo extraño. Se decidió a mirarlo y observó a un chica rubia. Tendria su misma edad, era de constitución delgada y alta. Su piel lucía un perfecto bronceado color caoba. Llevaba los párpados pintados de negro y un gloss brillante en los labios. Javi la miró detenidamente buscando una respuesta a su confusión. La chica despertó lentamente y bostezó con educación.
-Buenos días cariño-lo abrazó y sonrió.
-¿Te conozco?-preguntó extrañado.
-¡Vamos!, sabes que no me gustan esas bromas-rió.
Javi hizo una mueca de confusión y la miró mientras se levantaba de la cama y se abrochaba el sujetador. 
-¿Como te llamas?
-¿Sigues con la bromita?-preguntó sonriendo-Pues dejeme decirle señor desconocido que mi nombre es Clara. 
Clara se vestía con agilidad dándole la espalda a Javi. Sonreía satisfecha y miraba a la parez con una mirada pícara. Javi seguía confuso. Jamás habia estado con una Clara, la habría reconocido de haber sido así.
-Pues...Clara. Tienes que irte-le dijo mientras la empujaba delicadamente hacia el salón.
-¿Estas de broma? ¡Ibamos a desayunar juntos!
-No bromeo, no me acuerdo de tí, no sé quien eres. Largo-gritó con durereza.
Clara lo miró y dudó un segundo su respuesta. Lo miró con superioridad y al final contestó.
-Pues yo si me acuerdo de tí picha corta. Un polvo tan malo no es fácil de olvidar.
Clara abandonó el apartamento dejándolo totalmente confuso. ¿Le había llamado "Picha corta" ? 
-¡Que morro tiene!-pensó-Encima se enfada y me insulta, no hay derecho.
Decidió dejar el tema y miró su reloj, llegaba tarde. No se lo pensó dos veces y bajó las escaleras del edificio de dos en dos a paso rápido.

*

-¡Mamá!-gritó enfadada- ¿Y mi Ipod?
-Esta en tu mesita cariño.
-¿Cuántas veces debo decirte que no me llames cariño?
Su madre no contestó a sus reproches. Júlia se vistió rápidamente. Optó por unos vaqueros negros y una camiseta de Green Day, su grupo favorito. Sacó de su armario unos skaters negros con el símbolo de Nike en plateado. Le había costado muchisimo convencer a su madre de que se los comprase pero al fin eran suyos. Asomó la cabeza por la puerta en busca de su madre.
-Camino libre-pensó.
Avanzó unos pasos cabizbaja con la esperanza de no encontrarse con su madre. Sacó su Ipod y lo enchufó. Unos pasos se oyeron detrás suya.
-¿Pensabas irte sin despedirte cielo?
Júlia soltó un gruñido similar al de los perros. Odiaba que la llamasen "cielo, cariño, pastelito..." y cualquier cosa cursi o dulzona que existiese en el mundo mundial. 
-Me adivinaste el pensamiento.
Su madre le besó la frente y sonrió ampliamente. Ella respondió limpiandose la parte besada y haciendo una mueca de asco. 
-¡Ni que te hubiera besado un sapo!-exclamó su madre.
-Un sapo no... Una babosa, sí. ¿Nunca se te acaban los besos?
-Para mi hija no.
-¡Que pena! Aunque sigas intentando convertirte en princesa no dejarás de ser una vulgar rana, mamá.
Recalcó la palabra mamá, sabía perfectamente que le fastidiaba que le llamasen asi con cierta agriedad en el tono. Ella preferia cosas como mamita, adorada mami y otras ñoñerias que solo se escuchan en los patéticos culebrones de la televisión.
-No conseguirás nada con ese tono-susurró la señora Gómez.
-Lo que tu digas.
Se dio la vuelta y se puso los cascos. Sonaba Boulevard of Broken Dreams. La música ocupaba toda su mente dejándola desconectada del mundo. Era la única solución que encontraba para alejarse de todos los falsantes, arrogantes, y malcriados habitantes de Madrid. Ella no era como los demás. Vivía su vida al límite sin importarle nada ni nadie. Era capáz de memorizar todos los nombres de las canciones de sus grupos favoritos pero en cambio, no conseguía aprenderse ni una sola fórmula química. Había nacido para ser alguien y no uno más. ¿Porqué la gente camina por la calle con tanta prisa que ni se reconocen entre sí? El mundo esta deshabilitado. Ya no quedaban los típicos mensajes de móvil a las cuatro de la mañana. Ni las séries que echaban por la tele. Todo ha sido reemplazado. La gente esta estresada. Solo piensan en el trabajo y en las obligaciones, el tuenti y el facebook (entre otras redes sociales) han ocupado todas las casas. Ya nadie te saluda por la ventana o te grita desde un edificio para que lo escuches. Prefieren decirlo por Msn. ¿Y las séries? tipo "Los Protegidos", ¿que coño es eso? cinco pringados con "super-poderes", que, a fin de cuentas son una mierda. ¿De que te sirve controlar la eléctricidad si luego le pegas calambrazos a tu hermana y casi la matas? o no hablemos de leer la mente, hay cosas que es mejor no saber. Ya luego vienen los de convertirse en otra persona... ¡Joder! ¡Yo quiero ser Pocoyó! Por el poder que me otorga el photoshop y otros me convierto en un imbéil que habla con los animales y viste de azul. ¡Tachán! Alquien interrumpió sus pensamientos.
-¿Perdona joven, tiene hora?
Júlia examinó al anciano. Se sujetaba de un bastón y apenas se mantenía en pie.
-Si claro, las ocho y diez.
-Gracias muchacha, que tengas un buen día.
-No te preocupes abuelo, lo tendré por usted-pensó sarcásticamente.
Júlia empezó a reirse sin saber por qué. Era algo que le pasaba muy a menudo. La risa tonta se la probocaban los inútiles, los scouts, los publicistas y sobretodo Natalie. Esa si que era buena humorista. ¡Hay se me ha roto una uña! ¿Te rompo las demás para que se te queden iguales? Júlia paró de reirse y observó las miradas que le enviaba una señora que pasaba por su lado.
-¿Le pasa algo?-preguntó.
-No, nada-respondió la señora.
-Yo creo que sí, tiene una cara de mal follada que lo flipa.
-¡Eres una sinverguenza!
-Y usted una puta, pero tranquila, le guardaré el secreto.
Júlia ignoró los insultos que la señora le gritaba y sonrió satisfecha. Cruzó el último paso de oveja.
-¿Porque tiene que llamarse de "Cebra"?, ¡Yo lo llamo como me salga!-pensó.
Se colocó delante de la entrada al instituto y hizo su última mueca de asco antes de entrar.

*

-1,2.3 ¡Ánimo chicos!
-¡Sí mi capitan!
Joel se sentó en un banco y observó como su equipo corrían al compás. Estaba agotado de entrenar. Bebió un vaso de agua y pegó un pitido al silbato.
-Bien chicos, hoy ha sido un entrenamiento duro. Si seguimos así llegaremos a las semifinales. 
-¿Como piensas ganarle a los Pumas Negros?-preguntó Esteban, el novato del equipo.
-Tengo una jugada en mente-contestó seguro de sí mismo.
Nadie más preguntó nada. Se levantaron y dejaron a su capitan sentado en el banco con la mirada perdida. Joel volvió al mundo real. Este año conseguirían ganarle a los Pumas Negros. No podia dejar que Nathan le ganase por segunda vez. No iba a permitir otra humillación hacia su equipo y mucho menos hacia él mismo. Se levantó y respiró aire fresco. Caminó a paso lento hacia la entrada a los vestuarios. Después de ducharse y cambiarse de ropa entró al instituto con su paso. Elegante, sofisticado y provocador. Él era el chico de los sueños de todas. Excepto de una, Júlia. Nunca había conseguido entender como ella no se sumergía en su hechizante mirada ni en su hipnotizante sonrisa. Saludó a los que se encontraban a su paso y siguió pensando en el tema Júlia-Hechizo. Podía ser todo lo rara, emo, gótico, anticuada, rockera o lo que fuese pero no era fea. Sus curvas se veían siempre limitadas por un color negro. Su pelo caoba caía ligeramente por sus hombros. Tenía los ojos negros con un brillo intenso en ellos, y unos labios finos e hidratados. Un calor recorría su cuerpo en esos momentos. 
-¡Joel, ¿Joel?
-Oh, si. Perdona, estaba reflexionando.
Natalia se le tiró a los brazos besando sensualmente su cuello. Él la empujó contra las taquillas pegando sus cuerpo y recorriendo sus labios con la lengua. Una sonrisa se dibujó en la cara de Natalia. 
-Siento interrumpir.
-Hola Elena, tu siempre tan oportuna.
-Lo siento Naty. Tenemos un problema con el vestido del musical.
-¡Oh my good! ¿Que me dices?-exclamó asustada- Eso no puede ser Ele, todo tiene que ser perfecto. ¡Perfecto!
-Ve con ella. Te necesitan-la tranquilizó Joel.
Se quedó apoyado en las taquillas mirando como se alejaba su novia. 
-¡Por fin!-suspiró aliviado.
En uno de los extremos del longitudinario pasillo localizó a su objetivo. Caminó hacia él con el paso firme y seguro que había utilizado minutos antes. Agarró uno de los mechones de su pelo y lo enredó en sus dedos.
-¿Serías tan amable de dejar mi pelo?-preguntó.
-Claro-sonrió desenrollando el mechon.
Inclinó la cabeza rápidamente y la besó con fuerza, dejándola casi sin aliento.