martes, 19 de octubre de 2010

Capítulo 2: Ilusiones rotas.

Júlia se apartó. Joel la miraba desconcertado, le dedicó una sonrisa y la intentó besar de nuevo. Ella se percató de lo que iba a hacer y le pegó un tortazo.
-¿Pero que haces?-exclamó con la mano en la mejilla.
-Eres un cerdo de mierda, oink, oink.
-Se te va la olla tia...
-¿Que te crees? No vas a besarme delante de todo el instituto e irte de rositas.
Joel miró a todos los lado. La gente los miraba y cuchicheaban. A él no le importaba, le había gustado besarla. Y aunque había acabado dolorido lo volvería ha hacer si fuera necesario.
-Solo quiero que me vean, se lo contarán a Natalia y me dejará-se excusó.
-¿Quieres que la pija hueca te deje?
-Si. Por eso te besé-mintio.
-Ya claro. Me habría creido antes que Hitler le pidió perdon a los judios.
Júlia se dispuso a seguir su camino y dejarlo solo con sus mentiras y sus excusas baratas. Él la detuvo cogiendola del brazo.
-Dime que no te ha gustado el beso.
-Ejem, puede que a tus amigas les flipe besar al capitán del equipo de fútbol, al más popular de esta mierda de instituto, al novio de la presidenta del club de arte dramático pero...a mi me das ¡Asco! ¿Lo captas?
Joel no creía ninguna de las palabras que acababa de escuchar. Por muy rara y oscura que fuera tenía que haber sentido algo. ¿Como era posible que no le gustase? Él era el mas popular, el más guapo y el mas adinerado. ¡No podia resistirse a sus encantos!
-Se lo que piensas-le susurró al oido.
-¿Y que pienso?-preguntó él.
Júlia se acercó a él y se puso de puntillas ya que, Joel era más alto que ella. Pasó su lengua por los labios de él y sonrió satisfacctoriamente.
-Crees que no es posible que no me gustes.
Joel se quedó totalmente bloqueado. ¿Como lo habia sabido? ¿Tanto se le notaba? No podia ser adivina, aunque de Júlia se lo esperaba todo y mas...
-¿Vas a contestar?
-No-articuló de mala manera.
-Entonces, adiós-se despidió.
-¡Espera Júlia!
No se giró, siguió su camino como si no hubiera lo hubiera oido. No iba a darle el gusto de que creyera que ella sentía algo por él. No iba a consentir otra pelea tonta con la tonta de turno (Natalia). Caminó hacia la cafetería y desapareció entre la multitud.

*

-¡Esto no es posible!
-Cálmate Naty, si sigues así de nerviosa te saldrán granos-comentó Naiara.
-¡No! No pronuncies esa palabra Nay. Jámas de lo jamases, mi precioso cutis estará limpio por siempre-sonrió.
-Chicas ¿entonces que hacemos?-preguntó Teffy.
-El vestido tiene que ser rosa, ¡Y de Gucci!-exclamó Natalia.
-Pero lo pidieron azul y...
-¡Stop friend! Las cosas aquí las digo yo. Tu solo te callas y obedeces.
-¡Natalia no soy tu perro!
-Entonces deja de ponerte esa ropa tan fea...
-¡Ya estoy harta! No haces más que preocuparte por tí. Solo sabes pensar en modelos, futbolistas y fiestas, sin mencionar que solo sabes comprar a lo tonto. No te aguanto más.
Estefanía salió enfurecida del salón de actos. No soportaba ni una orden más de Natalia. Ya había perdido cinco años de su valiosa vida en aguantar a esa víbora. Era la hora de que todo cambiase. Necesitaba encontrar novio. Alguien que la quisiera y que la apoyase en todo. Olvidó la pelea y siguió su camino sin hacer caso a las quejas de su ex-amiga.
-¿Y a esta que mosca la ha despeinado?
-No lo sé Naty...
-¡Natalia, Naiara! Venid, por favor.
Obedecieron la orden de la profesora Isabel. Caminaron hacia el lugar indicado y escucharon con atención.
-Estais haciendo un magnífico trabajo. Estoy muy orgullosa de ti Naty.
-Yo tambien...-protestó Naiara.
-Si, si ,si. Bueno, como te decía querida. No podía haber mejor diseñadora. Por eso te daré el papel principal.
-¿De verdad?-preguntó fingiendo entusiasmo.
Sabía de sobra que como todos los años le darian el papel a ella. Intento actuar bien delante de la profesora.
-Si. El papel de Anastasia es tuyo.
Se retiró y las dejó solas. Naiara no cabía en sí. ¿Como era posible que no hubiera valorado su esfuerzo? ¡Ella habia echo todo el trabajo!
-No es justo-protestó.
-¿Que no es justo?-dijo Natalia.
-Que te hayan dado el papel.
-Envidiosa. Ojalá se te rompa una uña.
Hizo una mueca de asco y la dejó sola. Natalia era una de esas personas que no atendian a razones. Salió del salón y le gritó desde la puerta.
-¡Rosa y de Gucci!
Naiara sabia a que se refería. Pero esta vez no iba a hacerle caso. Compraria el vestido más horrendo jamás visto.

*

Lucía miraba por la ventana. Su padre conducia el coche hablando de multitud de cosas a las que ella no le prestaba atención. Desde que su madre había muerto su padre se obsesionaba demasiado con las tareas del hogar. Quería hacerlo todo perfecto, como lo hacia su esposa. Trabajaba, liampiaba, cocinaba, lavaba y planchaba. No salía con sus amigos y se pasaba su poco tiempo libre viendo la televisión. Lucía lo ayudaba. A veces hacía ella la comida o limpiaba un poco la casa. Adoraba a su padre y lo admiraba por su valentía. Pero a la hora de hablar de política, trabajo o obigaciones, ella se desconectaba instantáneamente. Al fin llegaron.
-¡Que paseis buen dia hijos!
-Tenlo por seguro-respondió el hermano de Lucía.
-Claro papi. ¡Suerte en el trabajo!-sonrió-Te quiero.
Lucía era cariñosa, simpática y agradable, en cambio, su hermano era arrogante, presumido y competitivo. Eran totalmente incompatibles. Las peleas entre ellos era algo muy común en la casa de los Martínez. No acababa de comprender como su hermano podía ser tan antipático. Debía reconocer que era guapo, musculado y muy sexy pero eso no tenia nada que ver con que no pudiera ser buena persona. Ella era rubia. Ocultaba sus preciosos ojos esmeralda detrás de unas gafas negras y grandes, que le tapaban casi toda la cara. Usaba aparato y faldas hasta los tobillos. No solía ponerse camisetas modernas, preferia jerseys de lana y rebecas de punto. En el instituto era una friki más. ¿Pero a que le llaman friki? Según "los populares", friki era la persona que no pensaba en fiestas todo el día, que atendia y estudiaba en clase, que ofrecía su ayuda a los demás y que no vestía de forma llamativa. Los amigos de su hermano se reían de ella. La humillaban una y otra vez sin cansarse. Y por supuesto, su hermano no la defendia.
-Despierta.
-¿Que quieres?
-Vas a entrar tú primero. No quiero que crean que eres mi hermana.
-Soy tu hermana-dijo ella.
-¿Ah si?, Pues no me suenas. ¡Largo!
Lucía lo ignoró y entró al instituto. Caminaba lento mirando unos libros de Historia. Hoy tenía exámen y era muy importante que sacase buena nota. No podía defraudar a su padre. Iba demasiado concentrada en los libros y como era de esperar, acabó en el suelo.
-Lo siento, iba con prisa y...
Lucía levantó la cabeza y se encontró con él. El chico de sus sueños. Perfecto y atractivo. Estaba enamorada de él desde que tenía nueve años. Habían sido muy amigos durante la época del colegio pero luego él cambió radicalmente.
-No. La culpa la tengo yo-dijo ella.
-Lucía, ¿verdad?
-Si. ¿Te acuerdas de mí?
-Esos ojos son difíciles de olvidar-sonrió ampliamente.
Lucía no daba crédito a lo que acababa de escuchar. Él la recordaba, acababa de decirle que sus ojos eran bonitos. Todo un sueño hecho realidad. Demasiado perfecto para ser verdad.
-¡Joel!-gritó a lo lejos Javi.
Javi era el mejor amigo de Joel desde la guardería. Era moreno y alto. Sus ojos color miel eran lo más envidiado de todo el instituto. Era realmente guapo.
-¿Que haces con esta tío?
-Ella, que és una torpe y me ha tirado-se excusó riendose.
Lucía no se defendió. Se quedó en el suelo, con su libro abierto. Cerró la página del sueño que acababa de romperse. Joel se alejaba riendose. Se alejaba tan rápido como se esfumaban todas sus esperanzas.

sábado, 16 de octubre de 2010

Capítulo 1: No hay dos sin tres.

Javi se levantó con el cuerpo pegado a las sábanas. De su pelo caían gotas de sudor y cansancio. Palpó la sábana y encontró algo que no esperaba tener en su cama, su mano caminó lentamente por un cuerpo extraño. Se decidió a mirarlo y observó a un chica rubia. Tendria su misma edad, era de constitución delgada y alta. Su piel lucía un perfecto bronceado color caoba. Llevaba los párpados pintados de negro y un gloss brillante en los labios. Javi la miró detenidamente buscando una respuesta a su confusión. La chica despertó lentamente y bostezó con educación.
-Buenos días cariño-lo abrazó y sonrió.
-¿Te conozco?-preguntó extrañado.
-¡Vamos!, sabes que no me gustan esas bromas-rió.
Javi hizo una mueca de confusión y la miró mientras se levantaba de la cama y se abrochaba el sujetador. 
-¿Como te llamas?
-¿Sigues con la bromita?-preguntó sonriendo-Pues dejeme decirle señor desconocido que mi nombre es Clara. 
Clara se vestía con agilidad dándole la espalda a Javi. Sonreía satisfecha y miraba a la parez con una mirada pícara. Javi seguía confuso. Jamás habia estado con una Clara, la habría reconocido de haber sido así.
-Pues...Clara. Tienes que irte-le dijo mientras la empujaba delicadamente hacia el salón.
-¿Estas de broma? ¡Ibamos a desayunar juntos!
-No bromeo, no me acuerdo de tí, no sé quien eres. Largo-gritó con durereza.
Clara lo miró y dudó un segundo su respuesta. Lo miró con superioridad y al final contestó.
-Pues yo si me acuerdo de tí picha corta. Un polvo tan malo no es fácil de olvidar.
Clara abandonó el apartamento dejándolo totalmente confuso. ¿Le había llamado "Picha corta" ? 
-¡Que morro tiene!-pensó-Encima se enfada y me insulta, no hay derecho.
Decidió dejar el tema y miró su reloj, llegaba tarde. No se lo pensó dos veces y bajó las escaleras del edificio de dos en dos a paso rápido.

*

-¡Mamá!-gritó enfadada- ¿Y mi Ipod?
-Esta en tu mesita cariño.
-¿Cuántas veces debo decirte que no me llames cariño?
Su madre no contestó a sus reproches. Júlia se vistió rápidamente. Optó por unos vaqueros negros y una camiseta de Green Day, su grupo favorito. Sacó de su armario unos skaters negros con el símbolo de Nike en plateado. Le había costado muchisimo convencer a su madre de que se los comprase pero al fin eran suyos. Asomó la cabeza por la puerta en busca de su madre.
-Camino libre-pensó.
Avanzó unos pasos cabizbaja con la esperanza de no encontrarse con su madre. Sacó su Ipod y lo enchufó. Unos pasos se oyeron detrás suya.
-¿Pensabas irte sin despedirte cielo?
Júlia soltó un gruñido similar al de los perros. Odiaba que la llamasen "cielo, cariño, pastelito..." y cualquier cosa cursi o dulzona que existiese en el mundo mundial. 
-Me adivinaste el pensamiento.
Su madre le besó la frente y sonrió ampliamente. Ella respondió limpiandose la parte besada y haciendo una mueca de asco. 
-¡Ni que te hubiera besado un sapo!-exclamó su madre.
-Un sapo no... Una babosa, sí. ¿Nunca se te acaban los besos?
-Para mi hija no.
-¡Que pena! Aunque sigas intentando convertirte en princesa no dejarás de ser una vulgar rana, mamá.
Recalcó la palabra mamá, sabía perfectamente que le fastidiaba que le llamasen asi con cierta agriedad en el tono. Ella preferia cosas como mamita, adorada mami y otras ñoñerias que solo se escuchan en los patéticos culebrones de la televisión.
-No conseguirás nada con ese tono-susurró la señora Gómez.
-Lo que tu digas.
Se dio la vuelta y se puso los cascos. Sonaba Boulevard of Broken Dreams. La música ocupaba toda su mente dejándola desconectada del mundo. Era la única solución que encontraba para alejarse de todos los falsantes, arrogantes, y malcriados habitantes de Madrid. Ella no era como los demás. Vivía su vida al límite sin importarle nada ni nadie. Era capáz de memorizar todos los nombres de las canciones de sus grupos favoritos pero en cambio, no conseguía aprenderse ni una sola fórmula química. Había nacido para ser alguien y no uno más. ¿Porqué la gente camina por la calle con tanta prisa que ni se reconocen entre sí? El mundo esta deshabilitado. Ya no quedaban los típicos mensajes de móvil a las cuatro de la mañana. Ni las séries que echaban por la tele. Todo ha sido reemplazado. La gente esta estresada. Solo piensan en el trabajo y en las obligaciones, el tuenti y el facebook (entre otras redes sociales) han ocupado todas las casas. Ya nadie te saluda por la ventana o te grita desde un edificio para que lo escuches. Prefieren decirlo por Msn. ¿Y las séries? tipo "Los Protegidos", ¿que coño es eso? cinco pringados con "super-poderes", que, a fin de cuentas son una mierda. ¿De que te sirve controlar la eléctricidad si luego le pegas calambrazos a tu hermana y casi la matas? o no hablemos de leer la mente, hay cosas que es mejor no saber. Ya luego vienen los de convertirse en otra persona... ¡Joder! ¡Yo quiero ser Pocoyó! Por el poder que me otorga el photoshop y otros me convierto en un imbéil que habla con los animales y viste de azul. ¡Tachán! Alquien interrumpió sus pensamientos.
-¿Perdona joven, tiene hora?
Júlia examinó al anciano. Se sujetaba de un bastón y apenas se mantenía en pie.
-Si claro, las ocho y diez.
-Gracias muchacha, que tengas un buen día.
-No te preocupes abuelo, lo tendré por usted-pensó sarcásticamente.
Júlia empezó a reirse sin saber por qué. Era algo que le pasaba muy a menudo. La risa tonta se la probocaban los inútiles, los scouts, los publicistas y sobretodo Natalie. Esa si que era buena humorista. ¡Hay se me ha roto una uña! ¿Te rompo las demás para que se te queden iguales? Júlia paró de reirse y observó las miradas que le enviaba una señora que pasaba por su lado.
-¿Le pasa algo?-preguntó.
-No, nada-respondió la señora.
-Yo creo que sí, tiene una cara de mal follada que lo flipa.
-¡Eres una sinverguenza!
-Y usted una puta, pero tranquila, le guardaré el secreto.
Júlia ignoró los insultos que la señora le gritaba y sonrió satisfecha. Cruzó el último paso de oveja.
-¿Porque tiene que llamarse de "Cebra"?, ¡Yo lo llamo como me salga!-pensó.
Se colocó delante de la entrada al instituto y hizo su última mueca de asco antes de entrar.

*

-1,2.3 ¡Ánimo chicos!
-¡Sí mi capitan!
Joel se sentó en un banco y observó como su equipo corrían al compás. Estaba agotado de entrenar. Bebió un vaso de agua y pegó un pitido al silbato.
-Bien chicos, hoy ha sido un entrenamiento duro. Si seguimos así llegaremos a las semifinales. 
-¿Como piensas ganarle a los Pumas Negros?-preguntó Esteban, el novato del equipo.
-Tengo una jugada en mente-contestó seguro de sí mismo.
Nadie más preguntó nada. Se levantaron y dejaron a su capitan sentado en el banco con la mirada perdida. Joel volvió al mundo real. Este año conseguirían ganarle a los Pumas Negros. No podia dejar que Nathan le ganase por segunda vez. No iba a permitir otra humillación hacia su equipo y mucho menos hacia él mismo. Se levantó y respiró aire fresco. Caminó a paso lento hacia la entrada a los vestuarios. Después de ducharse y cambiarse de ropa entró al instituto con su paso. Elegante, sofisticado y provocador. Él era el chico de los sueños de todas. Excepto de una, Júlia. Nunca había conseguido entender como ella no se sumergía en su hechizante mirada ni en su hipnotizante sonrisa. Saludó a los que se encontraban a su paso y siguió pensando en el tema Júlia-Hechizo. Podía ser todo lo rara, emo, gótico, anticuada, rockera o lo que fuese pero no era fea. Sus curvas se veían siempre limitadas por un color negro. Su pelo caoba caía ligeramente por sus hombros. Tenía los ojos negros con un brillo intenso en ellos, y unos labios finos e hidratados. Un calor recorría su cuerpo en esos momentos. 
-¡Joel, ¿Joel?
-Oh, si. Perdona, estaba reflexionando.
Natalia se le tiró a los brazos besando sensualmente su cuello. Él la empujó contra las taquillas pegando sus cuerpo y recorriendo sus labios con la lengua. Una sonrisa se dibujó en la cara de Natalia. 
-Siento interrumpir.
-Hola Elena, tu siempre tan oportuna.
-Lo siento Naty. Tenemos un problema con el vestido del musical.
-¡Oh my good! ¿Que me dices?-exclamó asustada- Eso no puede ser Ele, todo tiene que ser perfecto. ¡Perfecto!
-Ve con ella. Te necesitan-la tranquilizó Joel.
Se quedó apoyado en las taquillas mirando como se alejaba su novia. 
-¡Por fin!-suspiró aliviado.
En uno de los extremos del longitudinario pasillo localizó a su objetivo. Caminó hacia él con el paso firme y seguro que había utilizado minutos antes. Agarró uno de los mechones de su pelo y lo enredó en sus dedos.
-¿Serías tan amable de dejar mi pelo?-preguntó.
-Claro-sonrió desenrollando el mechon.
Inclinó la cabeza rápidamente y la besó con fuerza, dejándola casi sin aliento.