miércoles, 24 de noviembre de 2010

Capitulo 3. Descontrol.

-¡Oliver!-lo saludó Sara.
-Hey-la besó en la mejilla y le dedicó una de sus encantadoras sonrisas.
-¿Que tal te han ido las vacaciones?
-Muy bien Sara. Joel, Natalia, Teffy y yo hemos ido a un campamento. Ha sido alucinante.
A Sara se le esfumó la sonrisa de la cara. No era seguidora de Natalia y sus perros. Aunque Oliver le gustaba, odiaba el grupo de gente con el que se relacionaba Sonrió finjidamente y lo examinó de arriba a abajo. Él era alto y de complexión delgada. Su cuerpo tenía un musculado torso que se le marcaba en sus apretadas camisetas. Usaba pantalones de colores vivos: rojos, azules, amarillos, naranjas... Llevaba un corte de pelo ni largo ni corto, con un flequillo de lado que resaltaba sus facciones. Realmente era uno de los chicos más guapos que había visto en su vida.
-Oh...¿Has ido con ellos? Creía que te ibas a Roma, yo...
-Iba a ir a Roma, pero no pude. Aunque si te soy sincero hay algo en lo que pensé este verano.
-¿En qué?-preguntó con curiosidad.
-La vida hay que vivirla al límite. Ya sabes, noches de desenfreno...
-¡Mañanas de ibuprofeno!-dijo divertida.
Los dos se rieron juntos. Había mucha química entre ellos. Siempre habian sido muy buenos colegas y Oliver había sentido muchas cosas hacia ella pero nunca se habia atrevido a intentar algo, por miedo al que diran. Él no era chulo ni arrogante, pero le gustaba mantener sus apariencias. Era uno de los mejores amigos de Lucía, la admiraba por su ternura y su capacidad de comprensión pero nunca había sido capaz de gritarlo. Ella lo sabia, y no lo odiaba por ello. Su amistad era algo más que un simple trapo de esos que te cansas de utilizar y acabas tirando.
-¿Vamos a clase y me cuentas tu verano?-pregunto Sara.
-Voy a hacer peyas. ¿Vienes?
-¿Haciendo peyas el primer dia de clase?-rió.
-Biología es un asco, ya sabes...
-Por mi bien. Ya sabes que la Rudolf no me cae bien.
Oliver le guiñó un ojo y la invitó a caminar con él. Se sentaron en el césped del instituto y hablaron de diversos temas. La operación de tetas de Britney Spears, los incleibles músculos de Yon González, y como no, de música.
-¿Quieres uno?-le preguntó.
-¿Un porro a las nueve de la mañana?
-Si-asintió él.
-Venga, dame uno.
Encendieron sus porros y empezaron a fumar. Acabaron fumando seis cada uno. Estaban totalmente colocados. Habían bebido diversas cervezas y sus hormonas empezaban a reaccionar. Oliver se puso encima de Sara. 
-Oliver-rió ella.
Empezó a meter su mano debajo de la falda de Sara. Acariciaba suavemente sus piernas mientras ella tiraba de él mientras lo besaba. Sus labios se compenetraban con facilidad. Él seguia metiendole mano, le gustaba sentir las reacciones de Sara. Le quitó la camiseta y apretó sus tetas con fuerza.
-Me haces cosquillas-comentó divertida, lo besó.
Oliver no hablaba, estaba demasiado ocupado. Besaba cada parte de Sara con ganas. Eran besos delicados pero también muy intensos.
-¿Les traigo una manta por si cogen frio?
Oliver y Sara se detuvieron al reconocer la voz de la directora. Se quitó de encima suya y apartó la mirada.
-No hace falta, así estamos bien-comentó Sara.
-Ya veo. ¿Se escapan de la primera clase para fornicar en el césped? Muy listos no soys, ¿verdad?
-Oiga, si quiere echamos un trío, pero dejenos disfrutar. Estamos en la flor de la vida-vaciló Oliver.
-¿Con que te crees muy gracioso? Acompañame. Creo que tengo algo que le va a gustar.
-¿Sabe que esto es acoso?-bromeó él.
La directora giró sobre si misma haciendo una seña con la mano. Oliver la siguió. Giró la cara y le guiñó un ojo a Sara. Luego entró detrás de la directora y desapareció entre el umbral de la puerta. Sara seguía sentada en el cesped. La habían dejado a medias y estaba tremendamente acalorada. La pasión corria por sus venas. Agarraría a Oliver cuando menos lo esperase y terminarían lo que habían empezado. Estaba Segura.

*

Pablo caminaba lentamente por los pasillos. Miraba un mapa del instituto como si estuviese desorientado. Veía un mundo extraño delante de sus gafas. No podia soportar otro año más de instituto. Otro año más siendo el friki de turno, el objeto de todas las burlas, no iba a aguantarlo. Miró a sus lados buscando una cara familiar. Al fondo del pasillo divisó a Lucía, estaba llorando. No soportaba verla llorar, era su mayor debilidad. La amaba con todo su corazón desde que eran unos críos. Él no era el típico cachas musculado. Su pelo era corto y color avellana. Sus ojos azules se escondían detrás de unas gafas de científico. No usaba buena ropa y no se preocupaba por su imagen. Aunque...si le cambias el estilo y le quitas las gafas, no estaba nada mal. Se acercó a ella y la saludó.
-Lucía, ¿estas bien?
-No-susurró bajito.
Pablo la abrazó y le revolvió el pelo, como a ella le gustaba. Lucía sonrio.
-Gracias por ser tan bueno conmigo. No sé que haría sin ti.
Pablo no habló. Se limitó a consolarla como haría cualquier amigo en su lugar. Lucía lloraba desconsolada. Nadie sería capaz de borrar el dolor que habían causado en ella las palabras de Joel. No acaba de comprender como alguien podía ser tan simpático y tan imbécil a la vez. Al fín se secó las lágrimas.
-¿Estas mejor ya?
-Si, muchas gracias. Por cierto... ¿y Sara?
-Aún no la he visto, vamos a buscarla si quieres-dijo amablemente.
-Claro.
Lucía y Pablo caminaban hablando alegremente. Era una chica muy charradera. En cuanto le dabas conversación era capaz de contarte toda su vida. Pablo se sentía feliz con la naturalidad y la sencillez de esa amiga tan especial. Lucía saltaba felizmente y hablaba sin importarle quien la escuchase, chocó con alguien.
-¡Sara!-la abrazó.
-¿Debo saber algo?-abrazó a su amiga y sonrio.
-Hola, cariño-dijo Pablo cogiendole la mano.
-Pabluchi-lo besó Sara.
-¡Eso!, vosotros dadme envidia...
Sara los abrazó a los dos felizmente. Aún estaba un poco mareada a causa del alchol y los porros que había tomado una hora antes. Estaba ya mas relajada y habian vuelto a la normalidad todas sus hormonas. Mientras los abrazaba vio pasar a Oliver, el que le dedicó una agradable sonrisa. Sara quedó helada. Sin darse ni cuenta se habia sucumbido a sus encantos y habia traicionado a Pablo. Se sentía la peor persona del mundo, porque debía reconocer que no se arrepentía de su arrebato de pasión con Oliver. Es más, repetiria si fuera posible. Lucía se separó y sonrió.
-¿Vamos a clase? ¡Toca Matemáticas!
-¡Que asco!-protestó Sara.
-Por mi bien-asintió Pablo.
Los tres se dirigieron a clase. En sus pupitres estaban sentados Joel, Javi, Oliver y como era de esperar Natalia. Lucía se dispuso a pasar a su pupitre, el cual, estaba situado detrás del de Sara y al lado del de Joel. Natalia le puso la zancadilla probocandole una caida. Todos rieron, excepto Sara y Pablo.
-Mira por donde vas...¿Aun necesitas un aumento en las gafas?
-¿Pero como eres tan puta?-la encaró Sara.
Oliver la miraba. Sara se acercó a Natalia y la cogió del brazo.
-¡Sueltame!-protestó intentando evadirse.
-Eres la peor persona que he conocido, eres repugnante.
Sara la tiró al suelo. En ese momento entró a clase la profesora Batriz. 
-¡A dirección Sara!
-He sido yo-dijo Oliver-Sara solo intentaba ayudarla a levantarse.
-¡Mentira!-protestó Natalia.
Mario los miraba a los tres. Estaba furioso. No daba credito a lo que estaba viendo. Ya el primer dia y ya estaban liandola.
-Sara, Oliver ¡Al despacho de la directora!


*

Mateo caminaba despacio. No tenía prisa en llegar el primero a clase ya que no conocía a nadie. Hoy era su primer día en ese instituto y se sentía excluido. Como si no perteneciese a ese mundo. Sus padres eran profesores, impartirían clases en ese mismo centro a partir de hoy y él sería el objeto de todas las burlas, como siempre. Nadie lograría hacerse una idea de lo molesto que és tener a tus padres como profesores. Sus miradas de cariño y seguridad hacían que los demás lo vieran como un favorito y creciera la rivalidad. Se plantó delante de la puerta del aula y suspiró antes de entrar. 
-Dios mio, tu que eres tan poderoso. Haz que mis padres no me den clases. Amén-pensó.
Abrió la puerta y caminó a través de la clase esquivando las mochilas y las piernas de todos sus compañeros. Cada paso que daba lo acercaba más a su peor pesadilla. Al fín encontró el pupitre con su nombre. Se situaba en la quinta fila, la última, en el lado de la ventana. A su lado se sentaba un tal Joel. Buscó su spray en la mochila y roció su boca.
-¿Anti-Aliento?-preguntó.
-No...No es eso.. No es lo que piensas-se excusó.
-No disimules, no me molesta. Por cierto, soy Susana.
Ella le tendió la mano. Mateo se quedó observando sus hipnotizantes y profundos ojos negros.
-¿Sigues en este mundo?-preguntó meneando la mano.
-Ah, si...
-¿Te quedaste en Marte?-rió.
-Tienes unos ojos muy bonitos-comentó bajito.
Ella solo rió y se tapó la boca con la mano. Mateo la miraba con interés. Susana era bajita. Vestía unos jeans desgastados y un top de lentejuelas. Sus pies estaban cubiertos por unas convers negras y sus manos estaban adornadas por dos muñequeras y una gran multitud de anillos y pulseras. Llevaba el pelo recojido en una larga coleta de color rojizo y tenía una expresión dulce y tentadora. Él, sin embargo, vestía un chandal azul y blanco que resaltaba su pelo negro y sus ojos verdes. 
-¿Donde te sientas?-preguntó él.
Ella señaló dos pupitres a la derecha del suyo. Lo miró y dudó unos segundos lo que iba a decir.
-Me ha tocado con Júlia. He tenido suerte, es una chica muy tranquila y silenciosa. Con suerte no me dará la tabarra.-rió.
-Yo...-dudó-Me siento con Joel, ¿lo conoces?
-Sí. Es imposible no conocerlo-rodó los ojos-Es digamos que..."el chico popular".
-¿Es un creido? Espera, no me lo digas, ¡Un graciosillo!
Susana iba a hablar justamente cuando Mateo volvió a interrumpirla.
-No, no, no. Es...¡Machista!
-No...
-Entonces...-la interrumpió de nuevo- Tiene que ser un abusador, ¡eso és!
-¡Que no!-chilló ella.
Todos la miraron y murmuraron con sus respectivos compañeros o amigos.
-Lo que trataba de decirte-susurró- es que es el novio de Natalia.
-¿Y?, haber no es que conozca a todo el mundo aquí, solo a tí y bueno a un chico de tercero pero...No puede ser tan malo, osea, ¿me va a morder su novia?
Susana lo miró incrédula. Estaba claro que Mateo era nuevo en el instituto. Era imposible no conocer a la reina lagarta, más que imposible no saber que acababa con todo lo que encontraba a su paso, en este caso...Él.
-¿Eres nuevo?, Osea, se te nota a largas...
-Acabo de empezar aquí, soy Mateo.
-Susana, again.
-¿Susana Again?-preguntó-Nunca había oido ese apellido. Es bonito.
Susana rió escandalosamente a causa de las palabras que acababa de escuchar. Miró a Mateo y volvió a reirse sin poder controlarlo.
-No es gracioso, ¿vale? No sé que mosca te ha picado...
-Soy Susana. Again significa "Otra vez" en inglés. He dicho otra vez porque cuando te ví ya te dije mi nombre, pero mi apellido es Miles-comentó divertida.
-Llámame corto. Pero creí que eras americana o inglesa o algo...
-¿Pasa algo si lo fuera?
-Ellos no creen en mi dios, ¿o si?
-¿Tu dios?-preguntó entre muecas.
-Sí, Dios. Nuestro padre creador.
Susana se giró y soltó una carcajada. Continuó riendose varios minutos mientras Mateo la contemplaba atónito.
-No es gracioso-comentó él.
Ella volvió a girarse y no pudo evitar soltar otra risa.
-¿Eres evangelista?-preguntó riendo.
Él asintio serio. Ella lo mió y notó la ofensa en sus ojos.
-Oye lo siento, no esperaba encontrarme a un evangelista en esta clase...
-¿Tan raro és?-la interrumpió-No sé, ¿Soy raro? Alomejor la rara eres tú ¿o me lo parece?
-Intentaba decirte...
-No digas nada-la interrumpió por segunda vez- No hace falta que te rias de nuevo.
-¿Quieres parar?-preguntó enfadada-Me irritas con tu puñetera manía de interrumpirme. No tengo nada en contra tuya. Solo que esta clase no es precisamente "Creyente" La mayoría de nosotros, por no decir todos. Nos drogamos, fumamos, bebemos, follamos y hacemos todo lo prohibido y tú estás en medio de...
-¿Tu también?-preguntó-¿También eres pecadora?
-Sí, no sé...Nunca lo había pensado pero...supongo que sí.
-Creo que no tenemos nada de que hablar.
Susana lo miró histérica por sus palabras. No daba crédito a lo que acababa de escuchar.
-¿Como?
-Eres todo lo contrario a mi...No creo que tengamos nada de que hablar.
-Bien, pues que te aproveche chico nuevo. Creo que aquí no vas a tener amigos-dijo enfadada.
Mateo la miró irse con tristeza. Sabía que ella había despertado interés en él pero aún asi eran muy distintos y nunca podrían tener algo parecido a lo normal. Era mejor echar el viento ahora....que recoger luego un huracán.