sábado, 16 de octubre de 2010

Capítulo 1: No hay dos sin tres.

Javi se levantó con el cuerpo pegado a las sábanas. De su pelo caían gotas de sudor y cansancio. Palpó la sábana y encontró algo que no esperaba tener en su cama, su mano caminó lentamente por un cuerpo extraño. Se decidió a mirarlo y observó a un chica rubia. Tendria su misma edad, era de constitución delgada y alta. Su piel lucía un perfecto bronceado color caoba. Llevaba los párpados pintados de negro y un gloss brillante en los labios. Javi la miró detenidamente buscando una respuesta a su confusión. La chica despertó lentamente y bostezó con educación.
-Buenos días cariño-lo abrazó y sonrió.
-¿Te conozco?-preguntó extrañado.
-¡Vamos!, sabes que no me gustan esas bromas-rió.
Javi hizo una mueca de confusión y la miró mientras se levantaba de la cama y se abrochaba el sujetador. 
-¿Como te llamas?
-¿Sigues con la bromita?-preguntó sonriendo-Pues dejeme decirle señor desconocido que mi nombre es Clara. 
Clara se vestía con agilidad dándole la espalda a Javi. Sonreía satisfecha y miraba a la parez con una mirada pícara. Javi seguía confuso. Jamás habia estado con una Clara, la habría reconocido de haber sido así.
-Pues...Clara. Tienes que irte-le dijo mientras la empujaba delicadamente hacia el salón.
-¿Estas de broma? ¡Ibamos a desayunar juntos!
-No bromeo, no me acuerdo de tí, no sé quien eres. Largo-gritó con durereza.
Clara lo miró y dudó un segundo su respuesta. Lo miró con superioridad y al final contestó.
-Pues yo si me acuerdo de tí picha corta. Un polvo tan malo no es fácil de olvidar.
Clara abandonó el apartamento dejándolo totalmente confuso. ¿Le había llamado "Picha corta" ? 
-¡Que morro tiene!-pensó-Encima se enfada y me insulta, no hay derecho.
Decidió dejar el tema y miró su reloj, llegaba tarde. No se lo pensó dos veces y bajó las escaleras del edificio de dos en dos a paso rápido.

*

-¡Mamá!-gritó enfadada- ¿Y mi Ipod?
-Esta en tu mesita cariño.
-¿Cuántas veces debo decirte que no me llames cariño?
Su madre no contestó a sus reproches. Júlia se vistió rápidamente. Optó por unos vaqueros negros y una camiseta de Green Day, su grupo favorito. Sacó de su armario unos skaters negros con el símbolo de Nike en plateado. Le había costado muchisimo convencer a su madre de que se los comprase pero al fin eran suyos. Asomó la cabeza por la puerta en busca de su madre.
-Camino libre-pensó.
Avanzó unos pasos cabizbaja con la esperanza de no encontrarse con su madre. Sacó su Ipod y lo enchufó. Unos pasos se oyeron detrás suya.
-¿Pensabas irte sin despedirte cielo?
Júlia soltó un gruñido similar al de los perros. Odiaba que la llamasen "cielo, cariño, pastelito..." y cualquier cosa cursi o dulzona que existiese en el mundo mundial. 
-Me adivinaste el pensamiento.
Su madre le besó la frente y sonrió ampliamente. Ella respondió limpiandose la parte besada y haciendo una mueca de asco. 
-¡Ni que te hubiera besado un sapo!-exclamó su madre.
-Un sapo no... Una babosa, sí. ¿Nunca se te acaban los besos?
-Para mi hija no.
-¡Que pena! Aunque sigas intentando convertirte en princesa no dejarás de ser una vulgar rana, mamá.
Recalcó la palabra mamá, sabía perfectamente que le fastidiaba que le llamasen asi con cierta agriedad en el tono. Ella preferia cosas como mamita, adorada mami y otras ñoñerias que solo se escuchan en los patéticos culebrones de la televisión.
-No conseguirás nada con ese tono-susurró la señora Gómez.
-Lo que tu digas.
Se dio la vuelta y se puso los cascos. Sonaba Boulevard of Broken Dreams. La música ocupaba toda su mente dejándola desconectada del mundo. Era la única solución que encontraba para alejarse de todos los falsantes, arrogantes, y malcriados habitantes de Madrid. Ella no era como los demás. Vivía su vida al límite sin importarle nada ni nadie. Era capáz de memorizar todos los nombres de las canciones de sus grupos favoritos pero en cambio, no conseguía aprenderse ni una sola fórmula química. Había nacido para ser alguien y no uno más. ¿Porqué la gente camina por la calle con tanta prisa que ni se reconocen entre sí? El mundo esta deshabilitado. Ya no quedaban los típicos mensajes de móvil a las cuatro de la mañana. Ni las séries que echaban por la tele. Todo ha sido reemplazado. La gente esta estresada. Solo piensan en el trabajo y en las obligaciones, el tuenti y el facebook (entre otras redes sociales) han ocupado todas las casas. Ya nadie te saluda por la ventana o te grita desde un edificio para que lo escuches. Prefieren decirlo por Msn. ¿Y las séries? tipo "Los Protegidos", ¿que coño es eso? cinco pringados con "super-poderes", que, a fin de cuentas son una mierda. ¿De que te sirve controlar la eléctricidad si luego le pegas calambrazos a tu hermana y casi la matas? o no hablemos de leer la mente, hay cosas que es mejor no saber. Ya luego vienen los de convertirse en otra persona... ¡Joder! ¡Yo quiero ser Pocoyó! Por el poder que me otorga el photoshop y otros me convierto en un imbéil que habla con los animales y viste de azul. ¡Tachán! Alquien interrumpió sus pensamientos.
-¿Perdona joven, tiene hora?
Júlia examinó al anciano. Se sujetaba de un bastón y apenas se mantenía en pie.
-Si claro, las ocho y diez.
-Gracias muchacha, que tengas un buen día.
-No te preocupes abuelo, lo tendré por usted-pensó sarcásticamente.
Júlia empezó a reirse sin saber por qué. Era algo que le pasaba muy a menudo. La risa tonta se la probocaban los inútiles, los scouts, los publicistas y sobretodo Natalie. Esa si que era buena humorista. ¡Hay se me ha roto una uña! ¿Te rompo las demás para que se te queden iguales? Júlia paró de reirse y observó las miradas que le enviaba una señora que pasaba por su lado.
-¿Le pasa algo?-preguntó.
-No, nada-respondió la señora.
-Yo creo que sí, tiene una cara de mal follada que lo flipa.
-¡Eres una sinverguenza!
-Y usted una puta, pero tranquila, le guardaré el secreto.
Júlia ignoró los insultos que la señora le gritaba y sonrió satisfecha. Cruzó el último paso de oveja.
-¿Porque tiene que llamarse de "Cebra"?, ¡Yo lo llamo como me salga!-pensó.
Se colocó delante de la entrada al instituto y hizo su última mueca de asco antes de entrar.

*

-1,2.3 ¡Ánimo chicos!
-¡Sí mi capitan!
Joel se sentó en un banco y observó como su equipo corrían al compás. Estaba agotado de entrenar. Bebió un vaso de agua y pegó un pitido al silbato.
-Bien chicos, hoy ha sido un entrenamiento duro. Si seguimos así llegaremos a las semifinales. 
-¿Como piensas ganarle a los Pumas Negros?-preguntó Esteban, el novato del equipo.
-Tengo una jugada en mente-contestó seguro de sí mismo.
Nadie más preguntó nada. Se levantaron y dejaron a su capitan sentado en el banco con la mirada perdida. Joel volvió al mundo real. Este año conseguirían ganarle a los Pumas Negros. No podia dejar que Nathan le ganase por segunda vez. No iba a permitir otra humillación hacia su equipo y mucho menos hacia él mismo. Se levantó y respiró aire fresco. Caminó a paso lento hacia la entrada a los vestuarios. Después de ducharse y cambiarse de ropa entró al instituto con su paso. Elegante, sofisticado y provocador. Él era el chico de los sueños de todas. Excepto de una, Júlia. Nunca había conseguido entender como ella no se sumergía en su hechizante mirada ni en su hipnotizante sonrisa. Saludó a los que se encontraban a su paso y siguió pensando en el tema Júlia-Hechizo. Podía ser todo lo rara, emo, gótico, anticuada, rockera o lo que fuese pero no era fea. Sus curvas se veían siempre limitadas por un color negro. Su pelo caoba caía ligeramente por sus hombros. Tenía los ojos negros con un brillo intenso en ellos, y unos labios finos e hidratados. Un calor recorría su cuerpo en esos momentos. 
-¡Joel, ¿Joel?
-Oh, si. Perdona, estaba reflexionando.
Natalia se le tiró a los brazos besando sensualmente su cuello. Él la empujó contra las taquillas pegando sus cuerpo y recorriendo sus labios con la lengua. Una sonrisa se dibujó en la cara de Natalia. 
-Siento interrumpir.
-Hola Elena, tu siempre tan oportuna.
-Lo siento Naty. Tenemos un problema con el vestido del musical.
-¡Oh my good! ¿Que me dices?-exclamó asustada- Eso no puede ser Ele, todo tiene que ser perfecto. ¡Perfecto!
-Ve con ella. Te necesitan-la tranquilizó Joel.
Se quedó apoyado en las taquillas mirando como se alejaba su novia. 
-¡Por fin!-suspiró aliviado.
En uno de los extremos del longitudinario pasillo localizó a su objetivo. Caminó hacia él con el paso firme y seguro que había utilizado minutos antes. Agarró uno de los mechones de su pelo y lo enredó en sus dedos.
-¿Serías tan amable de dejar mi pelo?-preguntó.
-Claro-sonrió desenrollando el mechon.
Inclinó la cabeza rápidamente y la besó con fuerza, dejándola casi sin aliento.

2 comentarios:

  1. Hola! He acabado de leer el capítulo y encuentro que los principios están muy bien estructurados y que pueden dar pie a una gran historia -8que por cierto pienso seguir- la única pega que le encuantro (y que también es mi constante lucha)són las faltas de ortografía tipo "habia" o miraba a la "parez". Que no pasa nada, a mí también me pasa y mucho.
    Besos y continua así.
    PD: Me gutaría que si puedes te pasar por mi blog y opinaras.
    Besos!

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  2. Me encanta la novela.
    He empezado a leerla ahora y (L).

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